MENCIÓN DE HONOR - 2008

EL POZO

Cristina Harper


Ya está canturreando, susurrando entre los pocos dientes que le quedan. …y al encerrarla en un cuartel… Atormenta con ese chirrido desafinado que pretende ofender. Creo que me dedica su odio porque estoy más entera. Es decir, hoy me duele cada centímetro. Entera es ella que se rebela ante cada insulto o golpe. Yo no soy tan valiente ni tan tonta, no quiero irritarlos, obedezco. Ruego porque me crean y me olviden. Perdí la noción del tiempo pero los días parecen más largos, la luz brumosa se detiene un rato más en la pared. La recorro con las manos, la cara, el cuerpo, buscando diferencias de textura, ladrillos, revoque liso o descascarado. Me separan del resto de las personas, me declaran excluida. Es mi presente. Y tengo un futuro distinto. Ese futuro lo imagino todas las noches, me detengo en cada detalle, cuanto más pequeño más preciso y delicado. Me desvelo puliendo la esperanza, las acciones, los deseos, las ganancias, todo lo que haré o tendré. Hace días que no me reclaman. Estoy reponiéndome. Otra vez la melodía. Acaba de llegar, maltrecha, y ya está entonando. Alivia el silencio que nos aplasta durante horas. Hablo sola, enumero nombres de mujeres o de varones, de frutas, de flores. Tanto como las palabras añoro la risa. En mis sueños río, antes lloraba y despertaba bañada en lágrimas. La comida es mejor. La sopa espesa, que tomaba sin mirar para evitar el asco, fue reemplazada por carne y papas. Qué placer la comida. La mantengo en la boca, el paladar, la garganta. Qué placer la comida. Me proponen una salida. Ir a un bar. Observan mi expresión. Me prestarán vestido y zapatos. El corazón me late desesperado, tengo miedo de una trampa y deseo con fervor caminar una vereda. ¿Podré? Acepto, me comporto amable para que se repita la invitación, quizá algún día pueda ver a mi madre. Estoy apurándome demasiado, calma, calma, él tiene la decisión, soy su objeto. ¿Y ella? …se enganchó un coronel… una vez más ella me escupirá.