MENCIÓN DE HONOR - 2009

LA LECTURA OCULTA
NÉLIDA ZALA

¿Cuánto importa lo que llamamos verdad? ¿Lo que fuimos, lo que no fuimos, lo que somos? ¿Acaso somos un todo? ¿O la fragmentación de un todo que, sin intervención ni elección nuestra, la mente rescata y nos muestra en esos sueños confusos y reiterados donde la atemporalidad vuelve horizontal la vida de los seres y el tiempo es el único ausente?
Sueños tan reales donde podemos vernos a la vez protagonistas y espectadores de nuestra propia vida, lo mismo que sucede en una fotografía donde el instante se congela en el tiempo.

Ahora, al despertar, quisiera volver al sueño, donde mi mirada de adolescente se veía deslumbrada por la belleza casi tosca de un cuerpo de mujer. Ella en su desnudez irradiaba luz. Ella, como nunca nadie, excitó con su olor y sus caricias lo presentido e ignorado que yacía en mí. Recuerdo el tono insinuante de su voz guiándome cómo posar mis dedos aquí y allá, entre recovecos y sinuosidades. Ella, con dominio y paciencia, educaba mi torpeza al sugerir con breve tacto la ruta a seguir para llegar a las puertas oscuras del misterio y traspasarlas ya con la energía pujante del hombre. Ningún sentido quedó insatisfecho. Ni los míos ni los de ella. Teníamos un ritual: (ese aparece también en mis sueños raros e imprecisos) un libro demasiado grande y voluminoso y oscuro le cubre las piernas, y no perturba la mirada hacia ese “Sésamo ábrete” y hallarás la riqueza, pero acecha en ese paisaje un distintivo que aterra y seguirá aterrando a toda la humanidad.

La fotografía de la felicidad y la desdicha y la perplejidad constante de mis pesadillas, son mi propia historia. De ella mi mente las ha seleccionado, ya sea para atormentarme o hacerme feliz por instantes. Seguirán cabalgando mis sueños mientras sueñe, el momento que transpuse el umbral de mi adolescencia: ese fue y seguirá siendo el más feliz. Ella, la mujer, me dio, me consta, lo mejor de sí y yo lo mejor de mí. Estamos en paz. La magia de la lectura que tanto nos unió seguirá hechizándonos aunque ya no seamos los mismos. Lo demás, lo innombrable por entender lo que significa, lo seguirá juzgando la historia.